Pranayama

A cada actividad nuestra le corresponde un tipo propio de respiración.
No se consigue ser yogui para saber que al correr respiramos en otra
forma que sentado en un sillón, que nuestro ritmo respiratorio de vigilia
difiere del que se establece durante el sueño.
Los yoguis, sin embargo, han observado esto más detenidamente y
han discernido correlaciones sutiles entre la respiración y todas las
actividades humanas, no sólo físicas, sino también intelectuales y
emotivas- tomando este término en su sentido más amplio-. El hombre
encolerizado respira en forma distinta al ansioso; la respiración del
hombre dichoso y dilatado es muy diferente a la del neurótico. A los
yoguis les basta con observar atentamente cómo respira una persona para

conocer su estado físico y psíquico.
Los Rishis de la India antigua han estudiado las modalidades del
aliento: longitud, ritmo, duración, amplitud, centro de gravedad, etc. Lo
que nos interesa ahora es la longitud del aliento. ¿Cómo se mide? El
método más simple consiste en humedecerse la palma y colocar ,
mirando hacia arriba, bajo la nariz. Durante la espiración, la corriente de
aire proyectada sobre la palma evaporará la humedad y se percibirá una
sensación de frescor. Aleje lentamente la palma hasta dejar de sentir la
corriente de aire. Midiendo la distancia a la que se encuentra la palma de
nuestra nariz, podremos saber la longitud aproximada de nuestro aliento.
Mayor precisión puede obtenerse mediante un trozo de algodón
suspendido a un hilo de seda frente a nuestra nariz y alejado
progresivamente hasta que quede inmóvil.
Los yoguis han medido así las “longitudes” medias del aliento,
expresadas en “dedos1”, para las más diversas actividades humanas, que
van desde el caminar hasta el samadhi.